En el marco de actuación del Pacto Andaluz por el Libro, la Junta de
Andalucía estableció, institucionalizar el 16 de Diciembre Día de la
Lectura en Andalucía, fecha del nacimiento del poeta Rafael Alberti y
del homenaje que en 1927 el Grupo Poético de la Generación del 27 rindió
en Sevilla al poeta Luis de Góngora con motivo de su tercer centenario.
En nuestro centro realizamos la lectura continuada de un texto en castellano y en inglés por toda la comunidad educativa. Se trata de una lectura de la colección Clásicos Escolares :"El cuento del soldado encantado" (Cuentos de la Alhambra) de Washintong Irving.
Además han sido elaborados vistosos carteles en el aula de informática por los alumnos y alumnas de 4º ESO - A/B.
La actividad ha sido programada por el Departamento de Lengua castellana y por la coordinadora del Programa Clásicos Escolares, Isabel Pareja.
Además se ha realizado la presentación del Plan Lector de centro "haciendo cuentas " que se llevará a cabo a partir de este día tan significativo.
Además se ha realizado la presentación del Plan Lector de centro "haciendo cuentas " que se llevará a cabo a partir de este día tan significativo.
Me sería muy fácil hacer un apasionado elogio de la
lectura y cantar sus maravillas. Caí bajo su hechizo cuando era
adolescente, y aún continúo gozosamente sometido a su influjo. Pero no voy a
hacer una alocución para los convencidos. No voy a animar a la lectura a los
que ya son lectores. No me dirijo a alumnos, ni a padres, ni a docentes, sino a
los ciudadanos andaluces. Hoy me gustaría convocarles a una gran movilización
en favor de la lectura. Y hacerlo seriamente, dramáticamente incluso, porque
leer no es un lujo ni una satisfacción privada. Es, ante todo,
una necesidad social, de la que va a depender la calidad de
nuestra vida y de nuestra convivencia. Ya sé que vivimos en tiempos de nuevas
tecnologías, que ponen el mundo al alcance de un click. Pero esas maravillosas
posibilidades resultarán inútiles si no sabemos aprovecharlas. Un burro
conectado a internet sigue siendo un burro y, por ello, lo que necesitamos es
que delante de las pantallas de los ordenadores haya gente ilustrada, culta,
lectora, capaz de internarse animosamente por los espléndidos caminos del
lenguaje, da lo mismo que sea a través de las líneas electrónicas o de las
líneas de un libro.
La lectura nos permite acceder a la cultura, que no es
otra cosa que la experiencia de la humanidad, sin la cual
caeríamos en un primitivismo zafio. Pero, además es la gran herramienta
para mejorar nuestra relación con el lenguaje. Y este es un asunto de
gran envergadura, porque nuestra inteligencia es lingüística. Pensamos con
palabras, nos entendemos con palabras, hacemos proyectos con palabras. No sólo
hablamos con los demás, sino que continuamente hablamos con nosotros mismos,
nos explicamos nuestra vida, comentamos lo que nos pasa, gestionamos nuestra
memoria haciéndonos preguntas. Mantenemos un permanente diálogo con nosotros
mismos, hostil o amistoso, y sería bueno que no fuera destructivo ni
deprimente, sino que nos diera fuerza y claridad.
Todavía hay más: también nuestra convivencia es
lingüística. Vivimos entre palabras, nos entendemos o malentendemos gracias a
ellas. Cuando el lenguaje falla, la violencia aparece. Y no hay mejor medio que
la lectura para adquirir esos mecanismos lingüísticos que son imprescindibles
para una vida verdaderamente humana.
Por último, la calidad de la democracia
también depende de la lectura. Lo primero que hacen los dictadores es
censurarla, prohibirla o, al menos, disuadir de ella, porque saben muy bien que
la lectura es el gran enemigo de la tiranía. Cuando no se sabe comprender un
argumento, o se siente la pereza de buscar información, o se vive pegado al
televisor, se acaba sometido a la sugestión del grito, la consigna, el clip
publicitario, el convencimiento fácil, el insulto. Y todo esto es la antesala
de la sumisión.
Por eso, mi llamada a los ciudadanos andaluces, mi
invitación para que colaboren en esta movilización, no quiere
limitarse a recordar que leer es un placer, que estimulará la fantasía, que les
permitirá hacer navegable su alma, sino que aspira a hacerles reflexionar sobre
la transcendencia social de la lectura. Necesitamos una
democracia de lectores, necesitamos mayorías ilustradas, necesitamos recuperar
la sabiduría de vivir, el sentido de la historia, la comprensión de nosotros
mismos y de nuestros sentimientos, cosas que sólo los libros nos proporcionan.
Las imágenes son emocionantes, conmovedoras, pero mudas. Sólo las palabras, el
discurso, permite captar su sentido, serenar la pasión mediante la idea,
encontrar un acuerdo que no sea una rendición, iluminar el mundo y su memoria.
La lectura es la vanguardia de la libertad.
Por eso le dedico este elogio apasionado.
Por eso le dedico este elogio apasionado.
José Antonio Marina
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