El microrrelato es una construcción literaria narrativa distinta de la novela o el cuento.
Es la denominación más usada para un conjunto de obras diversas cuya
principal característica es la brevedad de su contenido. El microrrelato
también es llamado microcuento, cuento brevísimo o minicuento.Textos escritos u orales de corta extensión aparecen a lo largo de todos los tiempos: instrucciones, sumerias y egipcias, fábulas, adivinanzas, parábolas, epitafios, graffiti,
etcétera. En el mundo occidental, además de la
ya mencionada fábula, algunos casos paradigmáticos de escritura breve
en el mundo grecolatino antiguo incluyen el aforismo, el epigrama o el epitafio. En la Edad Media en los llamados bestiarios y más adelante en las sentencias de El conde Lucanor,
pero aún más atrás existen antecedentes en las parábolas de Jesús,
vistas de forma individual, separadas del texto, como estructuras
narrativas completas y breves, exigencia del microrrelato actual.
Espero que os gusten.
HECHO POLVO. Lidia
Palomino
Mira, me tienes hecho
polvo, cansado…
Cada vez que la ves, te
llama o te escribe, me pones a pegar saltos como si fuéramos unos
niños. No puede ser, un día de estos me voy a quedar sentado, sin
poder más. Ya tenemos una cierta edad. A ver si pasa esta edad
difícil de los 37 años y te serenas un poco…
Un saludo
Posdata: Tu corazón.
¡DETÉNTE, MUCHACHO!
Juan David Collado
¡Detente, muchacho! –me
dijeron con una voz grave.
Yo miré para atrás y no
había nadie, tan solo un sendero estrecho y oscuro hasta el final en
que se veían las luces de Alcalá.
Me asusté y salí
corriendo, pero durante el camino hacia Castillo me encontré varias
veces con esa voz y, yo, cada vez más asustado. Corría y corría
para llegar antes a mi casa. Ya en ella vi como una sombra que,
lentamente, se iba acercando y escuché con pánico esa voz grave que
me decía:
- ¡Detente, muchacho!
Intenté abrir la puerta
lo antes posible, pero esa figura se echó encima diciéndome:
-Oye, Juan, llevo todo el
camino detrás de ti para devolverte el cambio del pan.
¡PREPARADOS,
LISTOS, YA! Francisco
Javier Castillo Lujano
Me
encuentro en la pista mirando al suelo, el corazón me va a mil, oigo
un pistoletazo y empiezo a correr. Doy las primeras vueltas, los
obstáculos son fáciles.
Ya
estoy en la última vuelta, ¡voy a llegar el primero¡, quedan tres
obstáculos, salto una valla, otra, ¡sólo queda una!; oigo los
aplausos del público, salto y, de repente, me encuentro en el suelo.
Aunque cada vez vaya viéndolo todo más oscuro, observo que se
acerca gente. Despierto y veo una luz cegadora, gente a mi alrededor,
me toco la cabeza y… ¡mi mano está llena de sangre!
A
día de hoy voy sobre ruedas y echo de menos andar.
¡LA
QUE NOS ESPERA! MarÍa
Peñalver Castillo
Estaba
nervioso. Un viaje de investigación dura mucho y, aunque no habían
dicho quién sería mi compañero, yo ya tenía un mal
presentimiento. Me hubiera dado igual hace algunos meses pero ahora
no, la cosa se había enfriado desde que dejamos de hablarnos por un
mal entendido que nunca me perdonó. Será una situación incómoda,
allí los dos solos, durante meses… De repente, oigo mi nombre y el
de él. ¡La que nos espera!… exclamamos los dos al unísono.
¿QUÉ
SERÁ ESA LUZ? Alicia
Rueda Castillo
-¿Qué
será esa luz? -me preguntaba. Era una luz molesta, como si alguien
te estuviera apuntando a los ojos con una linterna o como cuando tu
madre levanta la persiana por la mañana y los rayos del sol te dan
en la cara. También se escuchaba un pitido, tal vez sería un niño
con un silbato o podría ser el claxon de un coche. Era todo extraño;
por más que abría los ojos no conseguía ver nada, mi cuerpo no
tenía movilidad y la luz era cada vez más fuerte y molesta. De
repente, dos imágenes llegaron a mi mente, un coche volcado y en
llamas. Entonces comprendí todo…
RABIA Francisco
Santiburcio Cortés
Primer
examen del trimestre, estoy tranquilo, pero en el momento en el que
veo el examen, los nervios me estallan. Después de acabar el examen,
la rabia me obliga a cometer actos de los que me arrepiento y en el
centro de menores me obligan a recordar y a reflexionar.
MI
CARIÑO POR ELLA Sonia
Pérez Milla
El
día que más tranquila estaba llamaron al timbre. Cuando abrí, una
mujer muy alterada, gritaba una y otra vez el nombre de mi abuela.
Se me cayeron dos lágrimas y desperté. Corriendo baje al salón y
allí estaba la persona más querida por mí, como siempre, haciendo
punto. Desde entonces, cada día la cuido más.
SIN
RESPUESTA María
Milla Toranzo
- ¿Pero
es que no ves que tienes gente delante de ti? ¡Ten más cuidado!-
-Me gritaba aquel hombre tan extraño.
Mientras
me levantaba de la caída contesté
– ¡Disculpe
señor, pero, lamentablemente, no veo lo que está pasando a mi
alrededor!
El
hombre no contestó, solo recogió su sombrero del suelo, se lo puso
y, cabizbajo, se marchó.
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