martes, 24 de febrero de 2015

EL SUR- ADELAIDA GARCÍA MORALES


  Homenaje a Adelaida García Morales (1945-2014)

La autora de este magnífico relato trabajó como profesora de secundaria de lengua española y filosofía; fue modelo y actriz, formando parte del grupo de teatro Esperpento, y también traductora en Argelia.
Debutó en 1985 con un aclamado volumen que reunía dos relatos: El sur y Bene. El primer relato fue llevado al cine por su entonces pareja Victor Erice con el mismo nombre EL SUR.
Con su siguiente obra, El silencio de las sirenas, que transcurre en una localidad de las Alpujarras, lugar donde ella residió, obtuvo el Premio Herralde de Novela. La autora fue, además, galardonada con el Premio Ícaro por Diario 16.Falleció el 22 de Septiembre de 2014 en Dos Hermanas. Respecto al libro, destacaría que su brevedad no le impide ahondar en la psicología de sus personajes. La perspectiva de la hija que tiene que bucear en sus propios recuerdos de niñez y de su adolescencia, para intentar comprender su propia identidad: 
  "...Me sentí derrotada y llena de rabia. Pero me senté a la mesa y te vi frente a mí, mirándome con indiferencia, percibí en tus ojos, un sufrimiento inhumano. Entonces mi dolor se hizo banal y ridículo.." (pág.30)
   Creo que es muy interesante, hacerlo con afinidades con la novela policíaca,donde debes solucionar y construir una especie de rompecabezas, cuyo resultado eres tú misma. Y le ha tocado encontrarse con un padre marcado por su misantropía y que no encuentra el mayor interés por la paternidad. Además, hay que tener en cuenta  la inestable etapa de la adolescencia de la protagonista que tanta inseguridad produce:
   
   "...Supe también que en muchos pupitres de aquel colegio de chicos estaba grabado mi nombre con letras mayúsculas.  Por primera vez en mi vida llegué a pensar que yo era guapa..." (pág.32)

       Y el presagio de algo terrible que siempre ha estado:

          "...A través de aquel velo de penumbra vi años enteros pasando por tu rostro envejecido. Aquella noche sentí que el tiempo era siempre destrucción. Yo no conocía otra cosa. El jardín, la casa, las personas que la habitábamos, incluso yo con mis quince años, estábamos envueltos en aquel destino de muerte que parecía arrastrarnos contigo..."(pág. 37)

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